martes, 24 de abril de 2012

Nota en Mundo Uruguayo - por Maite Sarasola

Obesidad y sedentarismo en niños es preocupante Esperando pegar el estirón En Uruguay hay cada vez más niños con diabetes tipo 2, hipertensión, apnea de sueño e hígado graso. Dos de cada diez tiene sobrepeso, relación que irá en aumento de no cambiar sus hábitos alimenticios. A iniciativa del diputado nacionalista Javier García se discute un proyecto de ley para prohibir alimentos nocivos en centros educativos. Mientras, empresarios del sector alimentos se preparan para la nueva etapa. Ver a un niño rellenito y cachetón era considerado saludable y hasta simpático hace algunos años. Hoy, la situación está empezando a preocupar a la sociedad y al gobierno. La obesidad infantil es hoy una epidemia difícil de parar. El peso del marketing de las marcas, la variedad de productos en el mercado, los precios accesibles, así como los nuevos estilos de vida y el sedentarismo son sólo algunos de los factores que han provocado que en el Uruguay casi dos de cada diez estén por encima de su peso. Los números que sacudieron a las autoridades fueron los revelados hace doce años por la primera encuesta sobre obesidad infantil ENSO niños 1. Esta encuesta tuvo como objetivo “evaluar la incidencia de sobrepeso y obesidad en niños uruguayos de 9 a 12 años y sus factores contribuyentes”. ENSO Niños 1 reveló que el 17% de las niñas y niños tiene sobrepeso y el 9% son obesos. SUPESO La Sociedad Uruguaya para el Estudio de la Obesidad, Supeso, es una organización civil sin fines de lucro que reúne a profesionales cuyos trabajos se encuentran relacionados con la obesidad. Para ello se han planteado diversos objetivos como promover el estudio de las causas, la prevalencia, las técnicas de diagnóstico, las consecuencias y el tratamiento de la obesidad, favorecer la comunicación de estudios e investigaciones al respecto mediante la realización de sesiones científicas, jornadas o congresos periódicos y difundir entre los profesionales universitarios los adelantos en el estudio, la prevención y el tratamiento de la obesidad. Para la Dra. Yenica Chaftare, presidenta de Supeso, la mejor manera de prevenir la obesidad es comenzando desde la infancia ya que “los niños obesos tienden a ser adultos obesos y el tratamiento del niño es la prevención”. “Entre las múltiples causas que tiene la obesidad tenemos factores genéticos, un niño que tiene una mamá o papá obeso, tiene un 40% más de chances de ser obeso y si los obesos son la mamá y el papá las probabilidades trepan al 80%” explica Chaftare quien también formó parte del equipo que tuvo a cargo la encuesta ENSO Niños 1. A los factores genéticos se deben agregar los llamados factores ambientales como los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo que aumentan la probabilidad de que un niño padezca sobrepeso. Las consecuencias que tiene la obesidad en niños son las mismas que tiene en el adulto: hipertensión, diabetes tipo 2, hipertensión arterial, aumento de riesgo cardiovascular, apnea de sueño e hígado graso entre otros. A eso hay que sumarle la repercusión psicológica que viven estos niños debido a la estigmatización y discriminación. ENSO Niños 1 encuestó a 886 niños, se reveló que todos los grupos presentan un alto porcentaje de sedentarios, siendo un 40% los obesos, un 31% los sobrepeso y un 30% los de peso normal. Sin embargo, “cuando se promedian las horas de ejercicio semanales fuera de la escuela en niños que practican ejercicio, es claro que los obesos realizan mucho menos horas” explica la encuesta. A su vez, los niños obesos repiten con mucha mayor frecuencia el plato de alimentos durante las comidas principales: almuerzo y cena. Hace doce años, el estudio concluía que a la luz de los resultados las cifras desbordaban las acciones personales y exigían medidas gubernamentales. Con el peso de la ley El diputado del Partido Nacional, Javier García, que además de legislador es pediatra, se preocupó por el aumento de obesidad en los niños uruguayos y creó el proyecto de ley sobre alimentación que está a estudio en el Parlamento. El objetivo de dicho proyecto es “proteger la salud de la población infantil y adolescente que asiste a establecimientos escolares y liceales, públicos y privados, a través de la promoción de una alimentación saludable en el ámbito educativo como forma de contribuir, actuando sobre este factor de riesgo, en la prevención del sobrepeso y la obesidad, hipertensión arterial y así en las enfermedades crónicas no transmisibles vinculadas a los mismos”. En entrevista con MUNDO URUGUAYO, el diputado García expresó que este proyecto “es una herramienta para luchar con una estadística muy dura que existe en Uruguay. El 70% de las causas de muerte es producido por lo que se denominan enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, hipertensión, etc.”. En Uruguay las causas de enfermedad y muerte han cambiado, antes tendían a ser enfermedades contagiosas pero hoy las principales causas de muerte son enfermedades crónicas no transmisibles. Uno de los principales factores de riesgo es la mala alimentación. Para poder aplicar esta ley se elaborarán dos listados: uno en el cual se incluirán los alimentos con recomendaciones para una alimentación saludable en diferentes etapas de la vida y en el otro aquellos que serán prohibidos por ser nocivos para la salud. Esta lista, según indica el artículo tercero del proyecto, será elaborada por el Ministerio de Salud Pública. “Encomendamos al Ministerio de Salud Pública que rige la política sanitaria del país la confección de dos listados, uno con una forma no solo informativa sino formativa, donde se incluyan los alimentos sanos, y otra con todos los alimentos que no son recomendables por no ser sanos y que producen este tipo de males” agrega García. Una vez elaborada las listas, aquellos alimentos que sean considerados saludables deberán estar en las cantinas de los centros educativos mientras que los otros tendrán prohibida su venta. Al margen de prohibir la venta de ciertos alimentos en centros educativos, también se planea prohibir la publicidad de los mismos como forma de “atacar” el problema desde diversos ángulos. Según García esta medida es necesaria para poder desarrollar una cultura de alimentación más sana. Otro ingrediente clave de esta ley para el diputado es el compromiso social que involucre a la comunidad educativa, a los padres y a los propios niños. “Actualmente existen muchas experiencias aisladas de maestras y maestros que llevan adelante experiencias de promoción de alimentos y enseñan lo que es una promoción sana. Con el proyecto lo que le vamos a dar es una organización a todo esto y el respaldo legal que lo configura como una política de salud”. Una vez puesta en marcha esta gran iniciativa, García confía en que desde la comunidad educativa se irradiarán al resto de la sociedad hábitos y conductas saludables. Por el momento el proyecto se encuentra a estudio de la Comisión de Salud del Parlamento. Almacén saludable Victoria Mignone es madre y estudió dirección de empresas. Luego de ponerse a pensar ideas para tener un negocio propio sus hijos la ayudaron cuando le preguntaron por ejemplo que era la avena o cuando usaron la miel para pegar pegotines. Fue ahí que Mignone se planteó la idea de crear un lugar con alimentos sanos y divertidos. Con la financiación de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) ese sueño se hizo posible y abrió un local de venta en Pocitos llamado El Almacén de los Chicos. Los productos “no tienen elementos considerados nocivos en la alimentación no sólo directa sino indirectamente en la formación del chico. No tienen grasas hidrogenadas o grasas trans, usamos manteca o aceite altoleico, no usamos margarina ni conservantes, colorantes o saborizantes” asegura. En El Almacén cuando algo tiene gusto a frutilla es porque realmente tiene frutilla, y no porque tenga saborizantes como es el común denominador en los alimentos para niños que se encuentran en el mercado Mignone agrega que tienen líneas de productos en base a avena que es un cereal muchísimo más completo que el trigo, amén de productos con semillas de lino, chia, amaranto, quinoa y sésamo, de reconocida validez nutricional y que se dejaron de utilizar cuando los españoles conquistaron América. Luego de investigar sobre el tema Mignone descubrió, por ejemplo, que en 1975 el amaranto fue considerado por la Academia de Ciencias de Estados Unidos el cultivo más prometedor del planeta por ser el alimento de origen vegetal más completo para el ser humano. Sin embargo en Uruguay es prácticamente desconocido. Con estos productos se busca ir preparando el paladar de los niños, para que vayan teniendo experiencias diferentes “y que también eduquen su capacidad de saborear y no se acostumbren a tres o cuatro cosas que comerán el resto de su vida” señala. Es común asociar las comidas sanas con una cuenta más alta en el ticket del supermercado. Sin embargo Mignone explica que en este caso no se da esta relación. “En cuanto a costos, es más costoso hacer un alimento así que el que hacen en serie en una fábrica poniéndole ingredientes muchísimo más baratos, es por eso que se usa margarina que es muy barata comparada a la manteca o como nosotros que usamos aceite altoleico” pero no sólo en esto está el precio final. Para la creadora de El almacén de los chicos es importante mantener la calidad de los ingredientes con los que se hacen los alimentos y prefiere por ello ahorrar en otras cosas como por ejemplo en publicidad, algo en lo que las grandes compañías invierten millones. Es por esto que los precios son competitivos, “en realidad intentamos que las familias estén informadas y puedan elegir lo que le quieren dar de comer a sus hijos. Que puedan acceder y que no sea un impedimento económico”. Al margen de los precios accesibles, la empresa mantiene otra premisa y es que los alimentos especiales “como aquellos libres de gluten o los deslactosados” estén al mismo precio que el producto similar que se vende para un chico que no tiene determinada patología. Más allá de su accesibilidad y características nutricionales, los chicos encuentran atractivo el sabor, de ahí que en El Almacén los productos cumplan con el objetivo de ser “sanos, ricos y divertidos”. Si no pasan esas tres pruebas entonces no se ponen a la venta. Para Mignone el sabor es primordial para desterrar la idea de que lo sano no es rico. “La idea es demostrarles lo contrario que lo sano puede ser muy rico y tan atractivo, entretenido y colorido como cualquier otro alimento” afirma. ¿PEGARÁN EL ESTIRÓN? La encuesta ENSO niños 1 mencionada anteriormente data del año 2000 y concluye con la predicción de un incremento de la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares en los próximos años. Doce años después es posible afirmar que las predicciones dieron en la tecla y que las enfermedades aumentaron así como probablemente lo hizo el número de niños obesos. A falta de una encuesta nueva no se puede aseverar si los niños llegaron al rango de los adultos de uno de cada dos con sobrepeso pero sin dudas el 17% que se manejaba en 2002 aumentó. En esa encuesta también se concluía que las cifras desbordaban las acciones personales de los médicos y exigían medidas gubernamentales. De aprobarse la ley, podrían empezar a aplicarse medidas directas y fuertes. Pero será en los próximos años que veremos si hay un camino de retorno a la vida saludable.

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